Autodefensa mental

Autodefensa

Nuestros enfados y cómo el cerebro a veces nos engaña

Hola, este mes, como hace calor para entrenar, vamos con unas clases de autodefensa. Pero esta vez, en lugar de hacer llaves complicadas o movimientos de Kung- Fu, es que quería contaros que he visto últimamente a mucha gente cabreada.

Hay que reconocer, que este altavoz tan inmenso que supone Internet, quizás es el amplificador perfecto de muchos de nuestros enfados, porque siempre vamos a encontrar a alguien a quien le pase algo parecido a mí, y claro, me identifico y sumamos a otra persona a nuestra lista de “gente enfadada con…”

E incluso puede pasar que, aunque no lo estemos, ver tanto enfado igual hasta nos enfada, es contagioso, ¿verdad?

Eso pasa porque nuestra mente tiene mucho que ver con nuestras percepciones, y nuestras experiencias con nuestro entorno, también. Somos totalmente capaces de crear e imaginar cosas y actuar en base a ellas, aunque no hayan sucedido. Si echamos la vista atrás y nos podemos a recordar algún evento, supongamos, por ejemplo, de nuestra infancia, seguramente ese recuerdo estará teñido irremediablemente con nuestros recuerdos, pero también por el paso del tiempo y lo que ha afectado a nuestra memoria.

Marian Rojas por ejemplo, aquí nos cuenta que somos capaces de sentir como reales amenazas imaginarias. Y que, de alguna forma, solemos anticiparnos con nuestra imaginación a los peligros reales o no.

Desgraciadamente también sufrimos de antemano a veces por cosas que no sucederán.

Todos estos mecanismos, son conocidos por gente experta en marketing y en ventas, porque apelando a estas experiencias, podemos manipular los sentimientos y creencias, por ejemplo, haciendo creer que en tu vecindario han aumentado los robos, si haces las llamadas adecuadas, o que hay una conspiración que realmente explica todo, etc.…

Si todo esto nos condiciona, enhorabuena, eso es somos reales, sin duda. Como, además, no podemos hacer gran cosa con miles de influencias que tenemos tanto externas como internas, igual es más interesante, aquello que podamos hacer para fortalecer nuestra vida interna:

  • Leer algo de estoicismo: si ya sé que está de moda, pero bueno, qué bien que vuelvan los clásicos, ¿no te parece? Epicteto fue un esclavo que sufrió tantas penurias que tuvo que fortalecerse por dentro para poder sobrevivir, dándose cuenta que aquello que no depende de nosotros, igual no merece sufrir tanto por ello.
  • Dar tiempo a nuestros pensamientos: ¿no os da la sensación de que hay mucho “ruido” externo?, no se nos facilita nada estar con nosotros y nosotras mismas, sin nada que hacer. Eso ayuda a decidir si estamos actuando como realmente queremos y sentimos.
  • Igual nos estamos tomando demasiado en serio: no pasa nada por reconocer que no todo lo que sentimos es la verdad absoluta, no pasa nada por reírnos un poco de nosotros mismos.
  • Y qué tal si hacemos caso a Newton: y asumimos la ley de termodinámica y le damos otra salida más positiva a nuestro enfado que no recaiga en nosotras y nuestras personas queridas. Por ejemplo, podemos hacer deporte o pintar, o construir una pared…

Venga, ya me cuentas a ver qué tal. Si necesitas más de mi, ya sabes, trastea en mi web

David, de Psicoterapia en Zapatillas

Si te ha gustado, ¡compártelo!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram